Suena un tanto loco que se te ocurra una idea como taladrarle a alguien el cráneo, pero los cirujanos siempre han sido un colectivo confiado.
Normalmente sabemos lo que hacemos, y cuando no lo sabemos, actuamos como si lo supiéramos. Caminamos audazmente hacia un terreno no descubierto, plantamos una bandera y comenzamos a mandar a la gente.
Es estimulante y aterrador.
Nos gusta pensar que somos intrépitos, ansiosos por explorar terrenos desconocidos y captar nuevas experiencias, pero el hecho es que siempre estamos aterrorizados.
Quizás el terror sea parte de la atracción. A algunas personas les encantan ver películas de terror.
Cortamos cosas, nos zambullimos en aguas turbias.
Al final del día, ¿no es eso lo que prefieres escuchar, tienes una bebida, una amiga y 45 minutos?.
Los caminos tranquilos hacen historias aburridas. Una pequeña calamidad, de eso vale la pena hablar...